Cuando un amigo se va...
Este mes ha estado lleno de emociones...
Después de haber pasado 10 hermosos días de "retiro espiritual" en cuernavaca, haber terminado las 40 horas de vuelo necesarias para ser Piloto Privado, haber vivido la hermosa experiencia de volar sola... Llegó el día en que regresé a casa.
Regresé a hacer a un lado todo aquello que tuviera que ver conmigo y mi felicidad... A vivir una tarde que jamás olvidaré.
Existen pequeños y fieles seres, en extremo especiales, lo suficientemente hábiles para llenar la cotidianidad humana, con un brillo excepcional y poner un toque de juego y sonrisas a la soledad. Así también habemos personas cuyos corazones abrazan, con todo el amor y el cariño a estas criaturas maravillosas convirtiéndolas en parte de nosotros mismos, y fuente incansable de alegría... En el caso particular de una de estas pequeñeces, llegó a mi vida cuando yo tenía 10 años y llenó un hogar con lloriqueos lastimeros los primeros días, convenciéndonos de permitirle dormir en nuestra cama, luego llenó de cosas rotas, roídas, masticadas y desbaratadas los closets, baños y recámaras, escondió varias veces pedazos de quesadillas y otras cosas que conseguía con su angelical mirada bajo la almohada de papá, tuvo la paciencia de permitir que dos traviesas niñas la adoptaran como juguete nuevo, haciéndola viajar de un sillón a otro, dando vueltas en el aire y siendo disfrazada de deportista, bailarina, modelo de bikini con lentes de sol, la boca y uñas pintadas y un par de moños en la cabeza... La pequeña amiga creció, se convirtió en mamá un par de veces frente a los ojos de la familia, y uno de sus pequeños se quedó por siempre a su lado... Siempre sorprendente, siempre comunicativa, toda alegría y ternura... Silencioso testigo de los más entrañables secretos de cada uno de nosotros, con la manera más sutil y efectiva de arrancar sonrisas y caricias... Expresión inconfundible y mirada de amor por siempre... Traviesa maraña, compañera, amiga, juguete, muñequita, atención, paño de lágrimas, almohada, dama, inteligencia, comprensión, amor, madre, defensora, lentitud, un poco de vejez y buen humor...
Llegó también, un silencioso enemigo... que rapidamente consumía su chispa, sin dar pruebas de ello... y no era como las otras tantas veces, que casi milagrosamente retaba triunfante a cuanto intento de mermar su existencia se ponía enfrente... Esta vez era casi invisible... En menos de un mes, una gran invasión ocupó casi la mitad de su garganta cuando desde afuera todos creíamos que la enfermedad comenzaba a ceder y los tratamientos resultaban favorables... Ella se veía bien y mejor cada día, pero una cirugía que ayudaría a acelerar la recuperación, fue lo que permitió ver la real situación que tomaba lugar en el interior... Era demasiado y no hubo más que "desconectar" algunos nervios para aminorar el dolor y cerrar la incisión. Comenzaría a sufrir los efectos de la obstrucción, y así sucedió al día siguiente de la operación, mismo día en que llegué a casa...
La decisión había sido tomada un día antes de mi último vuelo y sólo esperaban mi regreso para explicarme y que pudiera decirle adiós...
Ayudaríamos a liberarse de su ahora inservible cuerpecito a nuestra amada Pinky...
Es ahora el momento en que las palabras simplemente dejan de fluir y se desatan cadenas sólidas y pesadas de sentimientos tan intensos...
Todo le fue explicado con detalle, y ella escuchando comprensiva y atenta como siempre, su mirada llena de paz nos hizo interpretar su aceptación pero también su hartazgo de tanta dificultad para comer y respirar...
Pasé una tarde hermosa, abrazándola, rascando sus orejitas como le gustaba, su pancita y llenándola de besos y lágrimas... dormimos abrazadas, como la mayoría de las veces, pero era inevitable despertar llorando a cada rato... y observarla... simplemente observarla dormir tan calientita y plácida como siempre.
Desperté con sus ladridos que como todos los días exigían su desayuno. Sólo que esta vez eran como música para mis oídos, una voz que jamás olvidaré...
Fue la más consentida! esos dos días comió sus platillos favoritos, que habían estado tanto tiempo prohibidos para mantenerla sana; chocolates, queso, galletas, pan, pollo... en fin. Aunque resultaban deliciosos, era muy difícil, ya que todo debía ser cuidadosamente desbaratado para que sólo tuviera que tragar con mucho esfuerzo y había que dárselo con los dedos dentro de la boca, que no podía abrir más de un par de centímetros... Hicimos la horrible cita con el veterinario, a las 13:30 y no nos separamos de ella ni un instante...
Antes de llegar compramos helado de vainilla y paramos en un parque en Coyoacán, donde disfrutó de un paseo y de ¡todo un helado completo! En compañía de Papá, Mamá, mi hermana, su hijito Coco y yo.
Así fue que llegamos un poco tarde a la cita, y después de darme muy ampliamente una explicación de lo sucedido, el veterinario se portó maravillosamente con toda la familia y nos pidió a Pinky para prepararla poniéndole un cateter con suero en su patita derecha.
Entramos los cinco y nos miró extrañada, tenía mucho frío y la abrazamos y besamos hasta que dejó de hacerlo... Previo aviso, y sin mucha explicación inició el flujo de anestesia hacia su torrente sanguíneo... Hasta que rodeada de nuestras manos, besos, lágrimas y todo el amor, Pinky descansó por siempre...
Ha sido muy difícil soportar su ausencia, aunque su presencia quedará para siempre... El silencio que provoca es a veces insoportable... los momentos, lugares y cosas que solíamos hacer... toda ella está aqui... y lo estará todo el tiempo
Mientras tanto... procuraremos estar juntos y sonreírle hacia la eternidad, donde quiera que esté y amarla...
Para tí, mi pequeña princesa
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Después de haber pasado 10 hermosos días de "retiro espiritual" en cuernavaca, haber terminado las 40 horas de vuelo necesarias para ser Piloto Privado, haber vivido la hermosa experiencia de volar sola... Llegó el día en que regresé a casa.
Regresé a hacer a un lado todo aquello que tuviera que ver conmigo y mi felicidad... A vivir una tarde que jamás olvidaré.
Existen pequeños y fieles seres, en extremo especiales, lo suficientemente hábiles para llenar la cotidianidad humana, con un brillo excepcional y poner un toque de juego y sonrisas a la soledad. Así también habemos personas cuyos corazones abrazan, con todo el amor y el cariño a estas criaturas maravillosas convirtiéndolas en parte de nosotros mismos, y fuente incansable de alegría... En el caso particular de una de estas pequeñeces, llegó a mi vida cuando yo tenía 10 años y llenó un hogar con lloriqueos lastimeros los primeros días, convenciéndonos de permitirle dormir en nuestra cama, luego llenó de cosas rotas, roídas, masticadas y desbaratadas los closets, baños y recámaras, escondió varias veces pedazos de quesadillas y otras cosas que conseguía con su angelical mirada bajo la almohada de papá, tuvo la paciencia de permitir que dos traviesas niñas la adoptaran como juguete nuevo, haciéndola viajar de un sillón a otro, dando vueltas en el aire y siendo disfrazada de deportista, bailarina, modelo de bikini con lentes de sol, la boca y uñas pintadas y un par de moños en la cabeza... La pequeña amiga creció, se convirtió en mamá un par de veces frente a los ojos de la familia, y uno de sus pequeños se quedó por siempre a su lado... Siempre sorprendente, siempre comunicativa, toda alegría y ternura... Silencioso testigo de los más entrañables secretos de cada uno de nosotros, con la manera más sutil y efectiva de arrancar sonrisas y caricias... Expresión inconfundible y mirada de amor por siempre... Traviesa maraña, compañera, amiga, juguete, muñequita, atención, paño de lágrimas, almohada, dama, inteligencia, comprensión, amor, madre, defensora, lentitud, un poco de vejez y buen humor...
Llegó también, un silencioso enemigo... que rapidamente consumía su chispa, sin dar pruebas de ello... y no era como las otras tantas veces, que casi milagrosamente retaba triunfante a cuanto intento de mermar su existencia se ponía enfrente... Esta vez era casi invisible... En menos de un mes, una gran invasión ocupó casi la mitad de su garganta cuando desde afuera todos creíamos que la enfermedad comenzaba a ceder y los tratamientos resultaban favorables... Ella se veía bien y mejor cada día, pero una cirugía que ayudaría a acelerar la recuperación, fue lo que permitió ver la real situación que tomaba lugar en el interior... Era demasiado y no hubo más que "desconectar" algunos nervios para aminorar el dolor y cerrar la incisión. Comenzaría a sufrir los efectos de la obstrucción, y así sucedió al día siguiente de la operación, mismo día en que llegué a casa...
La decisión había sido tomada un día antes de mi último vuelo y sólo esperaban mi regreso para explicarme y que pudiera decirle adiós...
Ayudaríamos a liberarse de su ahora inservible cuerpecito a nuestra amada Pinky...
Es ahora el momento en que las palabras simplemente dejan de fluir y se desatan cadenas sólidas y pesadas de sentimientos tan intensos...
Todo le fue explicado con detalle, y ella escuchando comprensiva y atenta como siempre, su mirada llena de paz nos hizo interpretar su aceptación pero también su hartazgo de tanta dificultad para comer y respirar...
Pasé una tarde hermosa, abrazándola, rascando sus orejitas como le gustaba, su pancita y llenándola de besos y lágrimas... dormimos abrazadas, como la mayoría de las veces, pero era inevitable despertar llorando a cada rato... y observarla... simplemente observarla dormir tan calientita y plácida como siempre.
Desperté con sus ladridos que como todos los días exigían su desayuno. Sólo que esta vez eran como música para mis oídos, una voz que jamás olvidaré...
Fue la más consentida! esos dos días comió sus platillos favoritos, que habían estado tanto tiempo prohibidos para mantenerla sana; chocolates, queso, galletas, pan, pollo... en fin. Aunque resultaban deliciosos, era muy difícil, ya que todo debía ser cuidadosamente desbaratado para que sólo tuviera que tragar con mucho esfuerzo y había que dárselo con los dedos dentro de la boca, que no podía abrir más de un par de centímetros... Hicimos la horrible cita con el veterinario, a las 13:30 y no nos separamos de ella ni un instante...
Antes de llegar compramos helado de vainilla y paramos en un parque en Coyoacán, donde disfrutó de un paseo y de ¡todo un helado completo! En compañía de Papá, Mamá, mi hermana, su hijito Coco y yo.
Así fue que llegamos un poco tarde a la cita, y después de darme muy ampliamente una explicación de lo sucedido, el veterinario se portó maravillosamente con toda la familia y nos pidió a Pinky para prepararla poniéndole un cateter con suero en su patita derecha.
Entramos los cinco y nos miró extrañada, tenía mucho frío y la abrazamos y besamos hasta que dejó de hacerlo... Previo aviso, y sin mucha explicación inició el flujo de anestesia hacia su torrente sanguíneo... Hasta que rodeada de nuestras manos, besos, lágrimas y todo el amor, Pinky descansó por siempre...
Ha sido muy difícil soportar su ausencia, aunque su presencia quedará para siempre... El silencio que provoca es a veces insoportable... los momentos, lugares y cosas que solíamos hacer... toda ella está aqui... y lo estará todo el tiempo
Mientras tanto... procuraremos estar juntos y sonreírle hacia la eternidad, donde quiera que esté y amarla...
Para tí, mi pequeña princesa
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